¡Oculus regresa remasterizado combinando sus 2 versiones anteriores, conocelo!
Oculus Quest es un ejemplo del estado de
madurez de la realidad virtual. Fácil de usar, introduce al jugador en el juego
de manera natural e incorporando las mejoras de Oculus Go potenciándolas en calidad de imagen y autonomía en todos
los sentidos.
En el
caso de Oculus Quest, el mercado de
dispositivos de realidad virtual cuenta ya con varios modelos con los que
comparar, pero con todo, la realidad virtual actual sigue siendo una
desconocida a la que muchos nos acercamos por primera vez con la curiosidad de
un niño y la necesidad de probar algo nuevo tan acostumbrados como estamos a
los mismos patrones que siguen la mayoría de videojuegos, sean móviles o para
plataformas como PlayStation, Xbox o
Switch.
Pero
vayamos al grano. Oculus Quest no es
algo nuevo y al mismo tiempo lo es. Detrás tiene Oculus Go y, más atrás en el tiempo, Oculus Rift, con el que empezó la aventura de Oculus Studios de diseñar unas gafas de realidad virtual para
disfrutar de juegos, vídeos y cualquier contenido audiovisual de manera
inmersiva.
Oculus Quest es la tercera versión de esta
tecnología de realidad virtual, y como consecuencia, las espectativas eran
altas. Como consecuencia, estas gafas tenían que tener lo mejor de los dos
modelos anteriores y ofrecer algo más, demostrar que la realidad virtual actual
está madura y que merece la pena comprar unas gafas para jugar o para ver una
película o documental en 360 grados, de pie o sentado en el sofá.
Potencia independiente
Oculus Quest llama la atención desde el
primer momento. Su diseño es similar al Oculus original, suavizando líneas y
esquinas, pero si comparamos ambos dispositivos vemos desde el principio que
hay muchas diferencias. Para empezar, su cuatro cámaras frontales, y la zona
donde apoyar la cara se ve más preparada para aguantar varias horas de juego
sin dejar marcas o sin que nos acabe pesando.
Los
dos mandos que acompañan a Oculus Quest también
se asemejan a los de Rift. Apenas
hay cambios. Pero el conjunto pesa menos, no tienes la sensación de llevar un
casco y con todo, al jugar estás prácticamente aislado. Además, los auriculares
ya no se ven, como vimos en el modelo Go,
están tan integrados que te sorprende la calidad con los primeros sonidos.
Y
como ocurría con Oculus Go, ya no
necesitamos un PC con Windows funcionando
en todo momento mientras jugamos. Los juegos se descargan directamente en las
gafas. Ni eso ni los sensores del primer Rift. Oculus Quest se encarga de todo. Como decía, unas gafas totalmente
independientes.
En
definitiva, Oculus Quest vuelve al
origen, con unas gafas robustas como Rift
con dos mandos, pero incorporando las mejoras que logró con su modelo Go, más
liviano y económico. El resultado, unas gafas de realidad virtual todoterreno
con las que disfrutar de más de 50
títulos iniciales más todo lo que supone en cuestión de vídeo y fotografía en 360 grados.
Oculus Quest se puede reservar desde 30 de
abril y comprar directamente a partir del 21
de mayo en 22 países. Su precio,
399$ para la versión de 64GB y 499$ para la versión de 128GB.
Puesta en marcha
Solo
hay que descargar la aplicación oficial de Oculus
en tu smartphone Android o iPhone
para configurarlo la primera vez y en adelante todo irá a través de su interfaz
virtual en las gafas, tal y como ocurría con Oculus Go. Con todo, desde la aplicación podrás ver el catálogo e
iniciar descargas, compras y otras tareas de configuración que luego se
ejecutarán en las gafas, siempre conectadas vía Wi-Fi.
La
puesta en marcha, en resumen, consiste en descarga la app móvil, encender Oculus
Quest, emparejar ambos a través de Bluetooth y realizar unas sencillas
tareas para que veamos correctamente lo que tenemos en pantalla, o mejor dicho
en pantallas, y es que Oculus Quest cuenta
con una pantalla por ojo que ofrece 1440x1600
de resolución con un refresco de 72Hz.
Un catálogo apetecible
Oculus Quest cuenta con un catálogo inicial de 50 títulos ampliable
con el tiempo, todos ellos disponibles en su tienda oficial, accesible desde la
aplicación móvil y desde Oculus Home,
su entorno virtual que, por cierto, se maneja con total comodidad con ayuda de
los mandos. Algunos de los juegos ya estaban disponibles en Rift, como Beat Saber o SUPERHOT. Otros son más
nuevos, como la segunda entrega del juego de terror Dead and Buried II o el RPG clásico Journey of the Gods.
De
ejemplos hay muchos. En Racket Fury:
Table Tennis jugaremos a ping pong
en un entorno futurista, con Angry Birds
VR: Isle of Pigs haremos realidad la fantasía de lanzar pájaros contra
cerdos en un entorno tridimensional desde distintos puntos de referencia en un
mismo escenario, y con Dance Central
podrás bailar al ritmo de las 32
canciones, cada una con su coreografía que deberás imitar a la perfección.
La realidad virtual potencia mucho los juegos de deporte, de ahí títulos como Sports Scramble que te permitirá jugar
a tenis, bolos y baseball en un juego que recuerda inevitablemente al ya
clásico Wii Sports, o Creed: Rise to
Glory, un juego con el que boxear como si revivieras la película del mismo
nombre.
Más que unas gafas para jugar
La
pantalla OLED de Oculus Quest da
para mucho. Como dije antes, 1440x1600
por ojo. Está claro que con esto podemos disfrutar de juegos con gráficos
potentes, en parte gracias también a la potencia de su chip Qualcomm Snapdragon 835. Pero Oculus Quest no sirve solo para jugar,
la realidad virtual da para mucho.
En
este sentido, dentro de Oculus Home encontraremos un navegador web con
sugerencias a sitios web que aprovechan la realidad virtual para mostrar
contenido de una manera original e inmersiva, algunos con mayor o menor
acierto. Lo mismo ocurre con su aplicación Oculus Video, que nos permitirá
sumergirnos en vídeos de toda clase como si estuviéramos allí, ya estés de pie
o sentado en el sofá. Es más, con la aplicación Wander, disponible en la tienda
de Oculus, podrás viajar por todo el mundo en primera persona.
Según
país e idioma, también podrás disfrutar de aplicaciones para disfrutar de
contenido televisivo y audiovisual convirtiendo el espacio virtual en una
suerte de sala de cine.
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